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L A   C E N T I N E L A

Vélez-Málaga, Málaga

Premio Arquitectura Málaga Sostenibilidad 2022
Obra seleccionada en los Premios de Arquitectura del CSCAE 2022
Rehabilitación espacial, estructural y energética de una infravivienda rural y su relación con el paisaje agrícola.

 

Allá donde los surcos de la fértil tierra revelan las piedras del subsuelo, se eleva una sencilla y humilde vivienda de finales del siglo XIX. La imponente modestia de su mirada vigila el paisaje agrícola y se relaciona con él abriendo sus huecos al territorio.

Una centenaria infravivienda carente de recursos higiénico-sanitarios, espacios interiores poco salubres por la falta de ventilación, mala calidad del aire interior debido a la presencia de humedades por capilaridad, ausencia de herramientas de apoyo térmico para combatir la época más fría del año y dudosas condiciones de seguridad, hacen de la longeva construcción una edificación no apta para poder ser habitada.

Pero la fuerte relación de la arquitectura y el programa de la edificación con el contexto rural, la aparición de un tipo de bloque de piedra popularmente conocido como Cantilla entre sus muros de carga (empleado en la construcción de las naves Catedralicias de Málaga durante el Setecientos), la memoria histórica y paisajística y la intención de conservar el patrimonio rural que desgraciadamente está siendo silenciado; impulsa y alimenta la inquietud del arquitecto por no dejar morir a una construcción que tan humildemente es la biografía de una sociedad acérrima que sigilosamente ha enriquecido la economía comarcal, la Axarquía.
La intervención interior consiste en la consolidación estructural de una cubierta que se encontraba a pique del desplome por el pandeo de las vigas de madera que la sujetaban ya que estaban debilitadas por la carcoma. Se proyecta una subestructura de hierro que sirve de apoyo a las mismas.

En el interior de la vivienda se respeta la distribución, apostando por la rehabilitación de los espacios mediante la aplicación de materiales que se camuflan en una atmósfera atemporal y conviven con los que se recuperan. Pues en las zonas del baño, zaguán y dormitorio las paredes se revisten hasta los 2,10 m de altura (dintel de puertas de paso) de baldosines catalanes de 14×28 cm generando un tapiz vertical que abriga al usuario en un ambiente cálido. El ritmo de estas plaquetas se altera al llegar al baño cambiando las dimensiones de las mismas por 5×25 cm en el mueble del lavabo y pared, para destacar su función. Azulejos cerámicos vidriados en color negro nos indican las zonas húmedas como la bañera o la encimera de la cocina. Suelos de baldosas de barro que se raspan y lijan para limpiarlos y posteriormente se protegen con una película resinosa. Los morteros de cal natural blanca ascienden por las paredes generando un ambiente salubre que permite que los muros respiren y se eviten condensaciones.
La zona ubicada en la cara este de la vivienda contiene el programa nocturno e íntimo, mientras que la nave orientada hacia el oeste, recoge la zona más pública. Esta diferenciación entre espacios, uso y programa, se enfatiza aún más con un diseño interior basado en la creación de ambientes donde la materialidad, la luz y el confort térmico abrigan al usuario y lo trasladan en un cadencioso recorrido introspectivo, a un plano sensorial donde sobriedad, calma y acogimiento invitan al usuario a la reflexión y contemplación del espacio tiempo.

Un lugar intemporal protegido de la invasión urbana. Que incentiva a la reflexión sobre la vida de una obra, la historia y su relación con el lugar para motivarnos a pensar sobre los nuevos modos de vida y el modelo de arquitectura sostenible futura.

¿Cuáles son las necesidades básicas del ser humano para habitar un espacio?