DIÁLOGO AL AYER
Vélez-Málaga, Málaga
Un presente blanco y cerámico, un pasado mudéjar y el ayer industrial.
El pasado: Durante el siglo XII, la Axarquía vivió un despoblamiento generalizado de las poblaciones mozárabes autóctonas, debido a las expulsiones o traslados. Esta situación fue aprovechada por grupos bereberes norteafricanos, como los Masmudas y los Gomeres, que se establecieron en la ciudad de Vélez. La influencia de estos grupos durante los siglos XIII y XV dejó una huella importante, rastreable en los alminares singulares de Vélez-Málaga, Daimalos, Corumbela, Árchez y Salares, así como en Arenas, que fue destruido. Estos alminares, de estilo meriní, son únicos en toda la Axarquía y Andalucía.
La conquista cristiana de la Axarquía no se produjo hasta 1487. El término «mudéjar», que proviene de la voz «mudayya», se aplica a los hispanomusulmanes que permanecieron bajo el nuevo estado castellano tras la conquista, conservando su religión, lengua y organización jurídica. Entre los rasgos mudéjares se encuentran el uso del ladrillo, la cerámica vidriada y las yeserías como revestimiento y ornamentación exteriores.
El ayer: Durante la época dorada de la industrialización de la provincia de Málaga en el S.XIX, se erigieron numerosas chimeneas. Estas construcciones verticales, que guardan similitudes con los alminares de la Axarquía, comenzaron a emerger a lo largo del territorio comarcal.
Ambas construcciones, los alminares y las chimeneas, compartían soluciones constructivas similares, destacándose por su verticalidad, lograda mediante el uso del ladrillo cerámico.
El presente: A principios del siglo XXI, Vélez-Málaga experimentó una gran transformación urbana en el borde oeste del municipio, hacia la vega del Río Vélez. Es en esta zona donde se implantará un proyecto para albergar 16 viviendas en edificación plurifamiliar. En paralelo a la fachada sureste de la parcela, encontramos una de las construcciones industriales del ayer: una chimenea de ladrillo cerámico, que nos recuerda el carácter de la zona de implantación del edificio.
El diálogo entre las torre-alminares de la época mudéjar, tan presentes en el municipio de Vélez-Málaga y la Axarquía, y la chimenea de la antigua fábrica de orujo con el proyecto, se traduce en la materialización de un gran volumen de ladrillo cerámico cara vista hacia las tres fachadas exteriores del solar. Hacia el interior, un gran patio blanco perfora el volumen, generando viviendas con dobles ventilaciones e iluminación natural.