AL-MARIYAT

Clima inframediterráneo, sol y un pasado árabe.

Dirección a la reserva natural del Cabo de Gata, la topografía comienza a postrarse bajo la mirada incesante del Cerro de san Miguel (al este), la Sierra de Alhamilla (al Norte), la Sierra de Gádor (al Oeste) y un resplandeciente Mar de Alborán (al Sur). «Espejo del mar», este fue el nombre con el que Abderraman III, Califa de Córdoba, designó en el año 955 al poblado primitivo que se estaba formado en torno a la atalaya que la importante República de Pechina tenía en la costa.

En esta zona de planicie, hoy en día se concentran numerosos núcleos de población dispersos por el paisaje y asociados con la principal actividad económica de la provincia de Almería, la agricultura. Un mar de invernaderos parece dar continuidad al plano formado por la gran masa de agua que precede a sus tierras. En uno de estos pequeñas formaciones semiurbanas, se encuentra la parcela de enclave del proyecto. Una vivienda de planta baja que no pretende destacar en el contexto, alza sus muros y volúmenes, siguiendo la estela de las fortificaciones árabes que dejaron su huella por el territorio almeriense.

Una serie de volúmenes con diferentes alturas en función del programa que albergan se acercan creando entre sus intersticios, patios por donde acceder a la vivienda o dejar paso a la luz natural para que pueda bañar las zonas más oscuras de la misma. Un imponente volumen cuadrangular se reviste de piedra imponiéndose al resto a modo de torre, en su interior, las zonas con la actividad más viva de una casa. El programa diurno.

Por último y con el objetivo de protegernos de la excesiva radiación solar, una gran pérgola recorre el frente oeste y el lateral sur de la vivienda, evitando el sobrecalentamiento de los muros de fachada y por tanto la mejora de las condiciones energéticas interiores de la misma.

Un espacio habitable donde respirar la esencia de un territorio bañado por las preexistencias del mundo árabe.