Actividad artesanal, paisaje y recuperación arquitectónica.

En la carretera comarcal MA-128, dirección al término municipal de Alcaucín, se encuentra un antiguo molino de agua cerca del cauce del río que lleva el mismo nombre que el municipio. Esta construcción sufrió varias ampliaciones a lo largo del tiempo, respondiendo a las necesidades del momento. Hoy en día, solo se conserva la zona sur del molino, es decir, la vivienda objeto de intervención. La fecha de esta ampliación es de 1970, y la edificación consta de dos plantas, ya que se encuentra en un salto de la pendiente del terreno.

En la planta alta se encontraban las estancias vivideras, mientras que en la planta baja se situaba un almacén agrícola. Todo este volumen se transformará en un alojamiento rural que contará con cinco habitaciones con baño propio y zonas comunes en la planta alta, además de un gran salón comedor, lavandería, escuela taller de vidrio y otra habitación en la planta baja.

El proyecto recupera la estética rural y artesana de la zona, donde predominan el barro, el encalado blanco en las fachadas y el color azul lejano en las carpinterías.

Tanto el programa como la estética del cortijo responden a las reflexiones y necesidades que plantea la dueña: profesión, tradición y artesanía.

Blancos, azules y tonos tierra emanan del paisaje rural, filtrándose a través de cada poro de la piel del usuario.